Cada vez que te miro, te veo.
No me pasa con mucha gente.
Mis ojos arraigan en ti como el hombre que venera la piedra esculpida.
Todo será recuerdo mañana.
O no será.
Pero tú, gitana negra, untas haikus a la última rebanada del pan Bimbo.
Y aromas a ajo y lumbre el otoñar.
Nadie es una risa.
Salvo tú.
Me lo advirtió Yavín cuando rompisteis.
«Con esa mujer no te asusta querer».
No me pasa con mucha gente.
Mis ojos arraigan en ti como el hombre que venera la piedra esculpida.
Todo será recuerdo mañana.
O no será.
Pero tú, gitana negra, untas haikus a la última rebanada del pan Bimbo.
Y aromas a ajo y lumbre el otoñar.
Nadie es una risa.
Salvo tú.
Me lo advirtió Yavín cuando rompisteis.
«Con esa mujer no te asusta querer».
—Cuando dejemos de querernos, Coplero, ¿me seguirás queriendo toda la vida?
—Toda mi vida.
Art Spiegelman |
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Todo será recuerdo mañana.
O no será.
Pero tú, gitana negra, untas haikus a la última rebanada del pan Bimbo.
Y aromas a ajo y lumbre el otoñar.
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