9/04/2013

Culos caracola

hay culos prodigio de nube
culos cárnico mármol
culos humilde pandereta
culos amigo tras epitafio
          —hay culos que piden manos
          a cada paso
          en cada paso—

hay culos remiendo de peregrino
culos guiño de trenza
culos con su palo y su zanahoria
culos doctorados en hembra
          —hay culos que cuando se alejan
          más se arriman
          más se te adentran—

hay culos cabal tartamudeo
culos arenga de Gandalf
culos micrófono abierto
culos estrépito de Niágara
          —hay culos que cuando andan
          hablan
          no dicen nada
          porque hablan—

hay culos que inauguran el baile
culos que pregonan verbena
culazos agigantados a colibrí
culito de novia morena
          —hay culos que se agachan
          y adornan el entendimiento con guirnaldas
          de feria—

hay culos para clavar en la cruz
culos revelada verdad
culos cuerpo de Cristo
culos de relamerse y comulgar
          —hay culos que en dos paseos
          han puesto católico
          a Satanás—

hay culos que van y vienen
culos que quitan y dan
culos que traen y llevan
culos que marean a don Marear
          —hay culos
          que por mucha ramita de olivo en las nalgas
          anhelan a tiros la paz—

hay culos que amueblan naufragios
culos acantilado en tobogán
culos pintados de agua
culos que nos abordan ya
          —hay culos que al recostar la oreja
          o se oye un trueno
          o se escucha el mar—



—¿Se te ha pasado el mosqueo?
—No.
—Pues aparta la manita de ahí, majo, que el culo es mío.
—No, tu culo es nuestro.
—Porque tú lo digas.
—Porque lo dice él. ¿A que no hay huevos de preguntarle con quién se quedaría de los dos?
—¿Contigo?
—Claro. ¿Qué recibe de ti? Desprecios y pellizcones de disgusto, «¡ay, qué alud de mantecas, ay, que me endilgaron el culo de dos!».
—¿Y de ti?, ¿qué recibe de ti?




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