7/04/2015

El pan nuestro de cada día dánoslo hoy

Se le transparentan. Las carnes. El papel de fumar de la enagua publica unos paraísos que se piensan incunables. No hay otra belleza que la que se nos esconde, lo dijo el señor boticario. Hiñe la masa de pan con fiereza cálida y tararea aquello de «apoyá en el quicio de la mancebía». El meneo sobón la explica de pies a cabeza. Tintinean enharinadas sus mantecas de hembra. Lujuria de secano. En callado, emanando del peso de la carne, como se fundan los idiomas, pide manos la mujer que amasa.




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